Blog creado por los alumnos de 1º de Bachillerato del colegio La Purisima (Valencia): Sara Agües, Marta Alegre, Ana Belén Blasco, Lucía Catalán, Mateo Juan-senabre y Lorena Milán.
La investigación se realiza de forma conjunta por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y la Texas A&M University, de Estados Unidos.
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y de la Texas A&M University analizarán en un nuevo proyecto cómo la anatomía interna del cráneo y la del hueso frontal se han relacionado en la evolución del género Homo. Las áreas frontales están asociadas en el cerebro a importantes funciones para la cognición, para el conocimiento; mientras que en el cráneo son la conexión biológica y mecánica entre el conjunto neural y las estructuras de la cara.
CÓMO SE LLEVARÁ A CABO...
Para la realización del proyecto, los expertos van a usar un archivo procedente de diferentes colecciones internacionales en las que están representados todos los principales grupos fósiles, así como varias decenas de poblaciones mundiales. "Utilizaremos modelos espaciales para describir y analizar las variaciones del hueso frontal en función de la estructura craneal, aplicando técnicas de estadística a la geometría de estas componentes", ha explicado Emiliano Bruner, responsable del Grupo de Paleoneurobiología de Homínidos del CENIEH. Por parte de la universidad estadounidense participará Sheela Athreya, profesora de Antropología de la Institución académica.
Los lóbulos frontales del cerebro están justo encima de las orbitas de los ojos, y en su forma y posición influyen factores neurales y faciales a la vez.
Aunque las áreas frontales del cerebro se han estudiado en diferentes trabajos dada su importancia, existen pocas evidencias sobre su evolución, algo sobre lo que pretende arrojar luz este proyecto. "Sabemos que hay diferencias a nivel de organización neural entre los humanos y los simios antropomorfos, pero a nivel de variación de forma geométrica y de tamaño hay poca información todavía", ha destacado Bruner.
Estas zonas concretas del cerebro humano cumplen funciones muy importantes, como la del lenguaje, la de la gestión de la denominada "memoria de trabajo" -relacionada con el almacenamiento temporal de información- o la modulación de "factores más finos" del comportamiento y del carácter de una persona, ha incidido.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ha demostrado que la carne cocida proporciona más energía que la carne cruda, este hallazgo sugiere que los seres humanos están biológicamente adaptados para aprovechar los beneficios de los alimentos cocinados, y que la cocina que jugó un papel clave en la evolución.
La investigación, dirigida por Rachel Carmody, estudiante en el Departamento de Biología Evolutiva de Harvard, y publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', también plantea importantes cuestiones sobre la alimentación de los humanos modernos.
"Los resultados de este trabajo son relevantes para el estudio de la evolución humana, y también a la hora de plantearnos qué pensamos sobre la comida hoy en día", afirma Carmody, "es sorprendente que no conozcamos las propiedades fundamentales de la comida que consumimos. Nos esforzamos en la manera de cocinar los alimentos y en su presentación, pero sin embargo no entendemos el efecto que esto tiene en la energía que extraemos de los alimentos, y la energía es la razón principal por la que comemos".
Aunque estudios anteriores ya habían examinado aspectos específicos de lo que sucede durante el proceso de cocción, hasta hora, según Carmody, no se había examinado a fondo cómo la cocina afecta el valor energético de los. Para examinar estos efectos, los investigadores diseñaron un modelo experimental único. Durante más de cuarenta días, alimentaron a dos grupos de ratones con una serie de dietas que consistían en carne o patatas dulces preparadas de cuatro formas: crudo y entero, crudo y triturado, cocido y entero, y cocido y triturado. En el transcurso de cada dieta, los investigadores registraron los cambios en la masa corporal de cada ratón, así como la cantidad de tiempo que usaban la rueda de ejercicio.
IMPLICACIONES SOBRE LA EVOLUCIÓN
Este hallazgo tiene implicaciones interesantes para nuestra comprensión sobre cómo evolucionaron los humanos; aunque los primeros humanos ya comían carne hace 2,5 millones de años, sin la capacidad de controlar el fuego toda la carne de su dieta era carne cruda y, probablemente, machacada con herramientas primitivas de piedra. Aproximadamente hace 1,9 millones de años, sin embargo, se produjo un cambio repentino; los cuerpos de los primeros seres humanos aumentaron en tamaño, y sus cerebros en tamaño y complejidad.
A pesar de que teorías anteriores sugirieren que los cambios fueron producto de un aumento en el consumo de carne, esta nueva investigación apunta a otra posible hipótesis: la capacidad de cocinar los alimentos proporcionó a los seres humanos más energía, permitiendo que se produjeran cambios evolutivos energéticamente costosos.
El impacto del estudio no se limita a las primeras fases de la evolución humana. Los resultados también ponen al descubierto las deficiencias del sistema de Atwater, una herramienta de medición de calorías. "Como biólogos evolutivos, creemos que el aumento de energía fue algo positivo, porque mejoró el crecimiento y la reproducción, convirtiéndose en un componente crítico de la aptitud evolutiva de una especie", concluye Carmody, "pero la pregunta en el mundo moderno es, si ahora tenemos un problema de exceso, y no un déficit, ¿sigue siendo positivo?"
Interesante entrevista realizada por el Diario de Burgos a Carlos Lorenzo, paleontólogo investigador del Instituto de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES) e integrante del Equipo de Investigación de Atapuerca. (Vía Paleozapping)
Se sabe mucho acerca de los dientes y cráneos de nuestros antepasados, ¿pero qué sabemos sobre sus manos o sus pies?
El problema de los fósiles de manos y de pies es que son de pequeño tamaño, frágiles y difíciles de identificar. Por este motivo, en la mayoría de ocasiones no llegan a identificarse y recuperarse en los yacimientos. En el caso de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, la meticulosidad de la excavación y la magnífica preservación de los fósiles hace que dispongamos de la mejor colección para estudiar la evolución de las manos y de los pies en el último millón de años.
¿Cómo han evolucionado las manos y los pies?
Es muy interesante comparar el ritmo de evolución diferente entre las dos extremidades de los homínidos. Una de las características fundamentales de los homínidos es caminar de forma bípeda, utilizando sólo nuestras extremidades inferiores. La eficacia en este tipo de locomoción es muy importante y por este motivo los pies evolucionan por selección de forma rápida para adaptarse a su nueva función. Los pies de los homínidos de hace dos millones de años ya eran prácticamente iguales a los nuestros y no podemos distinguir fácilmente entre los fósiles de pie de las especies del género Homo. Por el contrario, la evolución de la mano es más lenta y las manos de los primeros Homo, neandertales, prenenadertales y Homo sapiens tienen morfologías ligeramente distintas.
Son huesos muy pequeños y delicados, ¿a qué se debe que en la Sima de los Huesos se hayan conservado tan bien?
Efectivamente, la mayoría de los fósiles de manos y pies son de pequeño tamaño, con la excepción de los huesos del tobillo y talón del pie. Por este motivo, a menos que se realice una excavación muy cuidadosa no llegan a reconocerse y recuperarse. En el caso de la Sima de los Huesos, además de llevar a cabo un trabajo de cirujanos, debemos agradecer que el yacimiento tienen unas condiciones óptimas para conservar todos los restos. Los fósiles de la Sima se conservan en una arcilla húmeda, similar a la utilizada para hacer cerámicas, y estas condiciones no han cambiado desde el momento de formación del yacimiento. Además, los esqueletos de los individuos que encontramos fueron acumulados intencionalmente en la Sima y, por lo tanto, los esqueletos están completos y no se ha perdido ninguno de sus huesos en el transporte.
¿Tenían los mismos dedos que nosotros?, ¿qué utilidad daban a las manos?
Los cinco dedos que tenemos los humanos en nuestras manos y pies es el número de dedos que se considera primitivo de todos los tetrápodos (grupo que reúne a todos los animales de cuatro patas). A partir de los cinco dedos, numerosos animales han evolucionado y reducido el número de dedos, por ejemplo, las cabras, ciervos y vacas tienen dos dedos, los rinocerontes tienen 3 y los caballos tan sólo un dedo. En cambio, los primates mantenemos el número de dedos primitivo y podríamos decir que los humanos hemos evolucionado menos en relación con el antepasado de todos los tetrápodos.
¿Qué es la pinza de precisión?
La pinza de precisión es un tipo de prensión que efectuamos al utilizar el pulgar y el dedo índice. El hecho de tener un pulgar largo y con gran movilidad nos permite aproximar el pulpejo de los dos primeros dedos. Mediante la pinza de precisión cogemos objetos pequeños con la punta de nuestros dedos y podemos efectuar tareas que requieren de gran exactitud (seleccionar semillas, perforar y cortar utilizando utensilios pequeños, etc.). La mayoría de primates están dotados de pulgares oponibles, pero ninguno tiene un pulgar tan largo y tan robusto en relación con el resto de los dedos.
¿Cómo eran las manos y los pies de los Homo heidelbergensis que vivieron en la Sierra de Atapuerca?
Los pies eran muy similares a los nuestros. En cambio, en las manos podemos destacar su mayor robustez respecto a las manos de los humanos actuales. Aunque la longitud de los dedos era similar, sus dedos eran más robustos y anchos que los de los Homo sapiens. Además, otras características del carpo (huesos de la muñeca) y de sus metacarpos y falanges (huesos de la palma de la mano y dedos, respectivamente) indican que podrían agarrar objetos con mayor eficacia que la que tenemos nosotros.
¿Existen diferencias entre las manos del Homo antecessor y el Homo heidelbergensis?
La especie Homo heidelbergensis, hallada en la Sima de los Huesos, es la antepasada de los neandertales y en la mayoría de su esqueleto aparecen algunas características que indican esta relación evolutiva. También en los fósiles de mano de la Sima encontramos características típicas de los neandertales. En cambio, la especie Homo antecessor, localizada en el yacimiento de Gran Dolina, es más primitiva y en ella no se detectan las especializaciones de los neandertales. Tampoco en los fósiles de mano de Homo antecessor hemos podido identificar características propias de los neandertales.
Una comparación de ratón y muestra al hombre: En el cerebro de los recién nacidos son muchos los genes activos, que se estableció hace relativamente poco tiempo.
Hamburgo - El hecho de que el cerebro de un ratón y un ser humano difieren significativamente de unos a otros es clara. Pero exactamente cómo estas diferencias se deben? Los investigadores sospechan desde hace tiempo que los órganos de pensar en roedores y primates, en gran parte controlada por los mismos genes que están regulados sólo diferentes, por lo que son muy activos en diferentes maneras.
Esta idea podría estar a punto de cambiar: Como investigadores de los EE.UU. dirigido por Yong Zhang de la Universidad de Chicago, tiene una participación en los llamados genes jóvenes en el desarrollo del cerebro. Esto se refiere a los genes que son específicos de los roedores y los primates, por lo que relativamente tarde en el curso de la evolución surgió. Entre los viejos genes, los científicos se encuentran entre los genes, sin embargo, que se producen ya en el ancestro común de humanos y ratones. Estos genes se encuentran hoy en la mayoría de los mamíferos.
En decenas de muestras examinadas mostró: En el cerebro humano a partir de las generaciones más jóvenes una mayor proporción de genes activos que en el órgano del pensamiento de los ratones. Esta diferencia se encuentra sólo en el cerebro, no en otros tejidos del cuerpo.
Las diferencias fueron particularmente claro en las primeras etapas de desarrollo - que los fetos en el útero y en los niños, informaron los investigadores en la revista "PLoS Biology". De hecho, una gran proporción de genes de los jóvenes, especialmente en las primeras etapas del desarrollo del cerebro está activa. Por otra parte, parecen sobre todo en la neocorteza, que es muy pronunciado en las personas a trabajar. "Hay 50 a 60 años para los genes humanos típicos en la corteza frontal del cerebro - tan diferente en la parte de los seres humanos de otros primates", dice Manyuan Long, quien estuvo involucrado en el estudio.
Las generaciones más jóvenes están vinculados a muchas funciones diferentes, informaron los investigadores. Para investigar en detalle las tareas que el ejercicio un total de más de un millar de genes analizados en el cerebro que es otro de los proyectos de investigación de destino. Se podría explorar en el futuro con más detalle cómo funciona el cerebro humano ha evolucionado - y por qué difiere de la de otros mamíferos.
Unas poblaciones de peces evolucionan rápidamente en un ambiente natural si su ambiente cambia rápidamente.
Hay una vieja polémica en la teoría evolutiva, que casi se remonta a los tiempos de Darwin, y es la de saber si la evolución se produce de manera continua o a saltos.
Algunos especialistas del área se han propuesto demostrar si existen saltos evolutivos, si se puede dar una evolución importante en poco tiempo. El último resultado al respecto se publica en The American Naturalist y viene de University of California en Riverside.
Swanne Pamela Gordon y sus colaboradores han encontrado que unas poblaciones de guppies (tipo de pez muy popular en acuarios) introducidas en nuevos hábitats sufren cambios evolutivos súbitos en pocos años. Este es uno de los pocos estudios al respecto que informa sobre este asunto en un ambiente natural.
En este caso se extrajeron 200 peces del río Yarra de Trinidad y se introdujeron en dos ambientes distintos cerca del río Damier que previamente carecían de este tipo de peces. Uno de los ambientes carecía de depredadores y el otro contenía peces que podían depredar guppies.
Al cabo de ocho años de su introducción visitaron de nuevo esos lugares para ver los posibles cambios adaptativos que hubieran experimentado los guppies en sus nuevos ambientes. Encontraron que las hembras habían alterado su esfuerzo reproductivo para adaptarse al ambiente. En el lugar con depredadores las hembras producían más embriones en su ciclo reproductivo. Esto tiene sentido porque con depredadores alrededor uno no tiene una segunda oportunidad para reproducirse. En aguas menos peligrosas las hembras producían menos embriones por vez, ya que así la cantidad de recursos gastados para la reproducción es menor.
Finalmente los investigadores querían ver si estos cambios realmente ayudaban a las nuevas poblaciones a sobrevivir. Entonces tomaron a unos guppies originales del río Yarra, los marcaron, y los depositaron en las otras localizaciones junto con sus “primos”. Encontraron que los previamente adaptados tenían un ventaja sobre los recién llegados. En particular, los peces jóvenes de la población adaptada tenía entre un 54% a un 59% más de posibilidades de sobrevivir que los recién introducidos, y a largo plazo la supervivencia de los más jóvenes es crucial para la supervivencia de la población.
El hecho de que haya estas diferencias después de sólo 8 años indica que la evolución puede ser bastante rápida llegado el caso. En este caso en concreto estamos hablando solamente de 13 a 26 generaciones.
Los genes que controlan el tamaño y la complejidad del cerebro evolucionaron mucho más rápido en los humanos que en otros primates o incluso mamíferos, y esta evolución acelerada se debió a un fuerte proceso de selección.
Cerebro humano
Bruce Lahn estudió 214 genes relacionados con el desarrollo del cerebro y sus funciones centrándose en cuatro especies: humanos, macacos, ratas y ratones, todas ellas con un ancestro común hace unos 80 millones de años y las dos primeras, hace entre 20 y 25 millones de años.
Los humanos tienen cerebros extraordinariamente grandes y complejos en comparación con los macacos y otras especies no humanas de primates, explica Lahn en un comunicado del Instituto Médico Howard Hughes. El cerebro humano es varias veces mayor que el del macaco -incluso haciendo las correcciones pertinentes en función del tamaño corporal- y "es mucho más complicado en términos de estructura", afirma el investigador.
En el estudio, para cada gen considerado, los científicos contaron el número de mutaciones en la secuencia de ADN y lo relacionaron con el tiempo en que se han producido esos cambios, obteniendo así una tasa de evolución de cada gen. De esta forma descubrieron que los genes relacionados con el cerebro evolucionaron mucho más deprisa en humanos que en macacos y que en ratas y ratones. "La selección [natural] de una mayor inteligencia y por tanto de cerebros más grandes y complejos es mucho más intensa en la evolución humana que en la evolución de otros mamíferos", concluye Lahn.
En un paso más de su experimento, los científicos clasificaron los genes estudiados en dos grupos: los relacionados con el desarrollo cerebral durante la fase embrionaria y los que regulan funciones del cerebro necesarias para que las neuronas vivan y funcionen. Los del primer grupo muestran ritmos de cambio muy superiores a los del segundo, tal y como cabría esperar si la selección efectivamente provocó cambios drásticos en el tamaño y la organización cerebral.
Otro hallazgo de este trabajo es que un número relativamente grande de genes ha contribuido a la evolución del cerebro humano.
Researchers studyingthe discoverysaidthat teeth andbones of eightindividuals revealthe existence of linksbetween hominidswho lived3.5 million yearsagoand the firsthuman ancestors.TimWhite and hiscolleagues at the Universityof California atBerkeley, whounearthedthe fossils in theEthiopianregionAsaIssie, describe their findingin the journalNature.Theyexplain that thepieces are part ofthe speciesAustralopithecusanamensis, ahominidancestor.Individualsfoundhelp close thegap that existedso far betweenthe first phase ofpre-humanspeciesand thefossilhominidfound in Ethiopia, known as theLucygroup.
Investigadores del Yerkes National Primate Research Center han demostrado que los chimpancés tienen un sesgo significativo de conducta pro-social, un descubrimiento que no concuerda con estudios anteriores que presentan a estos animales como reacios al altruismo y conducen a la creencia generalizada de que la generosidad humana evolucionó en los últimos seis millones de años, después de que se separaran de los simios.
Esta investigación, publicada en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ha demostrado que los chimpancés no han mostrado conductas pro-sociales en otros estudios debido a problemas de diseño, tales como la complejidad de los aparatos utilizados para entregar premios y la distancia entre los animales.
Para este nuevo estudio, el equipo ha simplificado en gran medida la prueba, que se centró en ofrecer a siete chimpancés hembra adultas una elección entre dos acciones similares: una que premiaba tanto al participante como a un compañero, y otra que premia sólo al participante. Algunos ejemplos de cambios en los aspectos del diseño incluyen el permitir a los sujetos sentarse juntos y asegurar que el consumo de alimentos sea visible.
Beneficio colectivo
En cada ensayo, el sujeto que elegía, siempre con una compañera a la vista, escogía entre fichas de diferente color. Una ficha podía ser intercambiada por comida ofrecida a ambos miembros (pro-social), y otra ficha de otro color ofrecía alimento únicamente al que elegía (egoísta). Los siete chimpancés mostraron una gran preferencia por la opción pro-social.
La insatisfacción respecto al producto nacional bruto como indicador de desarrollo y en general frente a los enfoques que se centran en la producción de bienes materiales viene de lejos. A principios de los años setenta se empezó oir voces desde la OIT, el Banco Mundial y otros sitios propugnando una redistribución marginal de la renta, utilizando en favor de los pobres parte del producto adicional creado por el proceso de crecimiento invirtiendo en activos de especial importancia para ellos. Esta estrategia de “redistribución a partir del crecimiento” era importante puesto que reconocía tácitamente que el aumento de la producción no era suficiente por si solo para reducir la pobreza y alcanzar el desarrollo. A mediados de los años setenta, la Organización Internacional del Trabajo, en un esfuerzo al que estuve asociado, quiso dar un paso más en el análisis afirmando que las prioridades del desarrollo tenían que cambiarse a favor de la creación de empleo y la satisfacción de necesidades humanas básicas tales como la necesidad de alimento, de vivienda y ropa, de educación primaria y secundaria y de atención primaria de salud. Pero al principio tanto la “redistribución a partir del crecimiento” como las “necesidades básicas” continuaban abordándose desde una perspectiva de desarrollo centrada en la producción de bienes de consumo: pretendían únicamente asegurar que una parte mayor de los beneficios derivados del aumento de la producción llegara a los grupos con rentas más bajos. Más tarde la perspectiva de las “necesidades básicas” empezó a ver los bienes no como fin sino como medio para otros fines. En los años ochenta se hizo evidente que el crecimiento ya no podía darse por sentado. Gran parte de África y de América Latina, sobre todo, se hundieron en una profunda crisis y los planes de desarrollo se focalizaron principalmente en la “estabilización” y el “ajuste estructural”. Pero las políticas convencionales de estabilización y de ajuste no sólo provocaron estagnación o, lo que es peor, un empeoramiento de la situación económica, sino que el peso del ajuste recayó invariablemente en los grupos más desfavorecidos, lo que generó mayor desigualdad y mayor pobreza. La UNICEF reaccionó contra la ortodoxia afirmando que era no sólo posible sino deseable diseñar programas de ajuste que protegieran a los pobres del grave deterioro de las rentas y preservara de los recortes del gasto público la salud básica, la alimentación, la protección de la infancia y los servicios educativos. Este enfoque, llamado “ajuste con rostro humano”, constituía un gran desafío frente a las corrientes dominantes e hizo más que cualquier publicación anterior por “situar primero a las personas”. Para entonces los cimientos intelectuales del desarrollo humano ya estaban colocados y el momento estaba maduro para su aceptación fuera de los círculos académicos. Nuevos impulsos vinieron del la Mesa Redonda Norte-Sur (North-South Round Table) y luego el Comité de Naciones para la planificación del desarrollo (United Nations Committee for Development Planning). Ese comité decidió incluir en su informe de 1988 los costos humanos del ajuste estructural. Se creó un grupo de trabajo y un seminario de investigación en Ginebra que daba como resultado una edición especial del Journal of Development Planning, reeditada en forma de libro y formó la base del informe que se me encargó redactar para el Comité de Naciones para la planificación del desarrollo. Se había plantado la bellota, pero no era nada evidente que pudiera crecer hasta convertirse en un roble. El desarrollo humano arraigaría un año después cuando Mahbub ul Haq se trasladó al PNUD como Asesor Especial del Administrador General y convenció al PNUD para que respaldara el concepto de desarrollo humano. A partir de 1990 el PNUD comenzó a publicar anualmente un Informe sobre Desarrollo Humano que desarrollaba el concepto de desarrollo humano e intentaba demostrar a los responsables de diseñar las políticas de desarrollo cómo la estrategia podía traducirse en términos operativos. El Informe sobre Desarrollo Humano se editó deliberadamente con el mismo formato que la publicación estrella del Banco Mundial, el Informe sobre Desarrollo en el Mundo, si bien el Informe sobre Desarrollo Humano estaba escrito en un estilo ameno, sus análisis eran mucho más directos y sus recomendaciones más provocativas. Ha suscitado un enorme interés en todo el mundo y ha logrado tener una gran influencia.
Un centenar de investigadores internacionales coordinados por el profesor de Paleobotánica de la Universidad de Murcia José Carrión han probado que hay una relación directa entre los cambios ambientales y climáticos y la evolución de especies de homínidos durante la prehistoria.
Así se desprende de las conclusiones de la última fase del Proyecto Ecochance, un estudio financiado por la Fundación Séneca, dependiente de la Consejería de Universidad y Empresa de Murcia que se ha presentado hoy en rueda de prensa.
El estudio ha establecido una cronología de las primeras ocupaciones de especies humanas en el continente euroasiático y en Europa Occidental.
En el primer caso están fechadas en Georgia hace 1,8 millones de años, y en el segundo, en Atapuerca (Burgos), hace 1,2 millones de años.
Según ha explicado Carrión, su equipo ha podido comprobar que en ambos casos, así como en los estudios del resto de yacimientos de la zona euroasiática, "los cambios en los registros fósiles de humanos van precedidos por cambios climáticos y ambientales".
Lo novedoso del estudio es que pone el énfasis en la influencia ambiental sobre los cambios evolutivos, frente a las teorías tradicionales que asociaban la evolución con cambios culturales.
Para Carrión, esta investigación evidencia que los grandes cambios evolutivos siempre coinciden con cambios biológicos y geológicos, desde movimientos sísmicos hasta sequías, inundaciones o movimientos tectónicos, entre otros.
El profesor de la UMU ha señalado que ante estos impactos ambientales, los antecesores de los humanos, etc.
Esto ocurría a principios de este pasado verano, en un zoo de california, Koko, una gorila de unos 40 años, observaba la cinta italiana de “Te con Mussolini”, esta escena era presenciada por muchos empleados del zoo y periodistas que estaban esperando a ver la reacción de Koko. Todo parecía normal, hasta que de pronto en la película apareció una escena, en la cual separaban a un niño de su familia, ante esta escena, Koko, dio la espalda a la pantalla, mientras todos los presentes se quedaban de piedra, al ver que el animal, reaccionaba de una manera muy humana, tanto que incluso saltaron algunas lagrimas
Este comportamiento, demuestra que la brecha que nos separa de nuestros “primos” los primates, es cada vez mas pequeña. Koko ha aprendido en todo su vida, a comunicarse con más de un millar de signos y sabe reconocer y entender más de 2000 palabras en inglés. Los progresos que hizo Koko se hicieron tan famosos que ha inspirado novelas y algunos largometrajes como “Congo”.
Pero ver películas y emocionarse con ellas no es la única habilidad que tiene Koko, también es capaz de contar, expresar ideas con los signos, se reconoce a ella misma delante de un espejo y también estudia su propio diccionario de signos y puntos. Aunque parezca increíble, a esta gorila le gustan mucho los gatos, y ha cuidado de unos cuantos a lo largo de estos años.
Este ha sido un avance muy grande respecto a evolución, pero aunque Koko pueda hacer todo esto, por el momento los únicos capaces de contar lo que imaginamos, somos los humanos, esto demuestras que este ha sido un gran avance pero el humano debe seguir investigando y avanzando en todos las aspectos.
UN ESTUDIO REALIZADO EN LA CUEVA DEL BAJONDILLO DESCUBRE QUE LOS NEANDERTALES IBÉRICOS COMÍAN MARISCO
Un estudio en el que han participado miembros del Museo Paleontológico Municipal de Estepona (Málaga), y realizado en la Cueva Bajondillo del municipio malagueño de Torremolinos, ha descubierto que los Neandertales ibéricos comían marisco --mejillones y lapas recolectadas en la costa Mediterránea-- hace 150.000 años.
La fecha más antigua de consumo de marisco de la que se tenía conocimiento correspondía a la etapa del Homo sapiens, hace 90.000 años, fruto de una investigación llevada a cabo en Sudáfrica. En esta ocasión, el equipo de trabajo ha estado integrado por investigadores de Sevilla, Granada y Madrid.
Según las nuevas investigaciones, los Neandertales --Homo neanderthalensis-- aprovechaban de forma independiente los recursos marinos hace 150.000 años, mucho antes que los humanos modernos --Homo sapiens-- sudafricanos, por lo que Bajondillo se convierte en el registro más antiguo de esta actividad a escala mundial.
Hasta el momento, se pensaba que los neandertales eran cazadores recolectores, pero no marisqueaban, cualidad que se creía exclusiva de los humanos modernos, según ha informado el Ayuntamiento de Estepona en un comunicado.
Por tanto, las implicaciones de esta constatación para el conocimiento de la evolución humana residen en que hasta el momento se argumentaba que el marisqueo era precisamente uno de los comportamientos que definían a los humanos modernos y, en cierta medida, una ventaja adaptativa que permitió su expansión fuera de África.
Este nuevo avance resutal de la aplicación de algunas de las más sofisticadas técnicas de análisis del registro arqueológico llevadas a cabo en el yacimiento de esta cueva de Torremolinos, que actualmente se encuentra en proceso de declaración como Bien de Interés Cultural.
BIPEDISMO. SE ACLARA EL ORIGEN DE LA LOCOMOCIÓN HUMANA
Un reciente estudio concluye que los antepasados humanos no caminaban por el suelo apoyándose en los nudillos, como sí lo hacen chimpancés y gorilas. Los grandes simios más emparentados con el hombre desarrollaron esta adaptación de manera independiente, según afirman los autores del estudio.
Tampoco se balanceaban por las ramas de los árboles de la selva, como hacen los orangutanes. "Los antepasados de los grandes simios hacían una vida repartida entre el suelo y los árboles". Mientras que los antepasados de los orangutanes se adaptaron a llevar una vida más arbórea, los antepasados de gorilas, chimpancés y humanos se adaptaron al desplazamiento sobre el suelo, pero cada uno de un modo diferente. Cuando el ancestro de los humanos actuales dejó los árboles definitivamente, ya lo hacía caminando sólo sobre las extremidades posteriores.
Descubrimiento de Ganlea megacanina, un primate de hace 38 millones de años encontrado en Myanmar, candidato a antecesor común a todos los simios, incluido el hombre. "Este sí que es muy importante, porque podría aclarar el debate científico sobre el origen geográfico del grupo", explica Moyà-Solà. Tradicionalmente se ha considerado África como el continente en el que aparecerían los primates antepasados de todos los monos y antropoides modernos. La aparición de Ganlea en Asia podría forzar una reinterpretación de esta teoría, "si se confirma su posición en la base del árbol evolutivo".
El lugar de origen de los simios no es el único que ha sido cuestionado recientemente. En junio de este año, el grupo encabezado por Salvador Moyà-Solà hizo público el descubrimiento de Lluc, un primate que vivió hace unos 12 millones de años en la península Ibérica que sería una forma intermedia entre los extintos afropitecinos y los actuales grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos).
El 18 de mayo se presentó Darwinius masillae, el primate fósil más completo y mejor conservado obtenido hasta la fecha. Bautizaron al ejemplar, como "el descubrimiento científico más importante de los últimos tiempos" ya que afirmaban que este fósil de 47 millones de años de antigüedad se trataría del "eslabón perdido entre todos los primates y el resto de los mamíferos".
Ambos fósiles apuntan al origen euroasiático de los grandes simios, que se pensaba que había tenido lugar en África, desde donde habrían migrado a Asia los antecesores de los orangutanes.
La mayoría de los científicos aceptan que hay dos grandes grupos, o géneros, de homínidos en los últimos 4 millones de años. Uno de ellos es el género Homo, que apareció hace 2.5 millones de años y que incluye por lo menos tres especies: Homo habilis, Homo erectus, Homo sapiens. Uno de los grandes misterios de los estudiosos de la prehistoria es cuándo, cómo y dónde el género Homo remplazó a los Australopithecus.
Éste árbol genealógico que representa la posible evolución del hombre. Hace algún tiempo, el diagrama hubiera sido una línea recta, pero en la actualidad los especialistas piensan que la situación fue más compleja.
miércoles, 12 de octubre de 2011
La evolución humana sigue siendo rápida, según investigadores canadienses
"Así su representación genética iba creciendo con el tiempo. (...) Pero eso demuestra que el cambio genético es todavía posible. Puede, incluso, llegar muy rápidamente, en algunas generaciones.
Los investigadores de la UQAM han colaborado con Fanie Pelletier, de la Universidad de Sherbrooke, y Dan Nussey, de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido.
"Según los datos que tenemos, hemos descubierto que entre el 30% y el 55% de la variación en la edad de la primera reproducción se explica por la diferencia genética y muy poco por el ambiente familiar", precisó Pelletier.
Según otro estudio dirigido por un investigador canadiense, Philip Awadalla, de la Universidad de Montreal, que se publicó el pasado mes de junio de 2011 en la revista Nature Genetics, el ritmo de evolución en el hombre sería más lento de lo que se estimaba hasta el momento, con unas sesenta nuevas mutaciones genéticas transmitidas por los padres a sus hijos, en lugar de entre 100 y 200.
El genoma humano cuenta con 6.000 millones de moléculas portadoras de información genética, los nucleótidos. Cada progenitor le transmite 3.000 millones a su hijo. Un error de copia en un sólo nucleótido puede traducirse en una mutación genética.
Los pequeños cambios son clave en la evolución humana
“El modelo de barrido selectivo fue introducido en 1974 y, desde entonces, ha sido el modelo central”, explica Molly Przeworski, una de las autoras del estudio que publica hoy Science y profesora en la Universidad de Chicago (EE UU). Esta teoría, hasta ahora principal motor de la evolución humana, se basa en que una mutación genética beneficiosa se extiende a través de la población.
Sin embargo, la investigación refuta esta hipótesis y revela que pequeños cambios en varios genes pueden ser el impulsor clave de las modificaciones en los fenotipos humanos, por lo que serían necesarios nuevos modelos con los que trazar de nuevo los pasos genéticos de la evolución.
“Estos resultados deberían potenciar nuevos métodos de desarrollo y diferentes enfoques para identificar nuevas formas de adaptación, más allá del puñado de casos que nosotros ya conocemos”, señala Przeworski a SINC.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron información genética del Proyecto 1000 Genomas, procedente de 179 individuos de Nigeria, China, Japón y el continente europeo. Al comparar sus genomas, los científicos descubrieron sutiles diferencias en las frecuencias de los alelos, en lugar de rápidos barridos, que representan pequeños cambios a lo largo del tiempo.
“La variación fenotípica de los seres humanos no es tan sencilla como pensábamos”, indica Ryan D. Hernández, otros de los autores del estudio e investigador de la Universidad de California (EE UU), quien añade que “la teoría de que la adaptación humana procede de cambios individuales en el nivel de aminoácidos resulta una visión demasiado simplista”.
Un largo camino
El trabajo comprueba que en genes con sustituciones humanas específicas ocurren dos cosas: en algunos casos, la nueva secuencia modifica un aminoácido en la proteína que el gen codificaba para mejorar su función y, en otros, el cambio de secuencia no altera la función de la proteína.
Según el modelo clásico de barrido selectivo, la diversidad genética sería menor en los primeros casos debido a su rápida propagación. No obstante, al comparar los dos grupos, los investigadores descubrieron una baja diversidad en ambos, con lo que no pudieron atribuir este comportamiento a la teoría de los barridos selectivos.
“Nos cuestionamos cuánto falta por descubrir con el método de barrido selectivo, lo que despierta nuestro escepticismo sobre cómo se validarán, a su vez, muchos de los hallazgos realizados hasta la fecha”, concluye Przeworski. A partir de ahora, a los autores les queda un largo camino para estudiar los datos de muchas más especies