martes, 25 de octubre de 2011

Chimpancés generosos.


Investigadores del Yerkes National Primate Research Center han demostrado que los chimpancés tienen un sesgo significativo de conducta pro-social, un descubrimiento que no concuerda con estudios anteriores que presentan a estos animales como reacios al altruismo y conducen a la creencia generalizada de que la generosidad humana evolucionó en los últimos seis millones de años, después de que se separaran de los simios.

Esta investigación, publicada en la edición digital de 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ha demostrado que los chimpancés no han mostrado conductas pro-sociales en otros estudios debido a problemas de diseño, tales como la complejidad de los aparatos utilizados para entregar premios y la distancia entre los animales.

Para este nuevo estudio, el equipo ha simplificado en gran medida la prueba, que se centró en ofrecer a siete chimpancés hembra adultas una elección entre dos acciones similares: una que premiaba tanto al participante como a un compañero, y otra que premia sólo al participante. Algunos ejemplos de cambios en los aspectos del diseño incluyen el permitir a los sujetos sentarse juntos y asegurar que el consumo de alimentos sea visible.

Beneficio colectivo

En cada ensayo, el sujeto que elegía, siempre con una compañera a la vista, escogía entre fichas de diferente color. Una ficha podía ser intercambiada por comida ofrecida a ambos miembros (pro-social), y otra ficha de otro color ofrecía alimento únicamente al que elegía (egoísta). Los siete chimpancés mostraron una gran preferencia por la opción pro-social.





Desarrollo Humano: evolución.


La insatisfacción respecto al producto nacional bruto como indicador de desarrollo y en general frente a los enfoques que se centran en la producción de bienes materiales viene de lejos. A principios de los años setenta se empezó oir voces desde la OIT, el Banco Mundial y otros sitios propugnando una redistribución marginal de la renta, utilizando en favor de los pobres parte del producto adicional creado por el proceso de crecimiento invirtiendo en activos de especial importancia para ellos. Esta estrategia de “redistribución a partir del crecimiento” era importante puesto que reconocía tácitamente que el aumento de la producción no era suficiente por si solo para reducir la pobreza y alcanzar el desarrollo. A mediados de los años setenta, la Organización Internacional del Trabajo, en un esfuerzo al que estuve asociado, quiso dar un paso más en el análisis afirmando que las prioridades del desarrollo tenían que cambiarse a favor de la creación de empleo y la satisfacción de necesidades humanas básicas tales como la necesidad de alimento, de vivienda y ropa, de educación primaria y secundaria y de atención primaria de salud. Pero al principio tanto la “redistribución a partir del crecimiento” como las “necesidades básicas” continuaban abordándose desde una perspectiva de desarrollo centrada en la producción de bienes de consumo: pretendían únicamente asegurar que una parte mayor de los beneficios derivados del aumento de la producción llegara a los grupos con rentas más bajos. Más tarde la perspectiva de las “necesidades básicas” empezó a ver los bienes no como fin sino como medio para otros fines. En los años ochenta se hizo evidente que el crecimiento ya no podía darse por sentado. Gran parte de África y de América Latina, sobre todo, se hundieron en una profunda crisis y los planes de desarrollo se focalizaron principalmente en la “estabilización” y el “ajuste estructural”. Pero las políticas convencionales de estabilización y de ajuste no sólo provocaron estagnación o, lo que es peor, un empeoramiento de la situación económica, sino que el peso del ajuste recayó invariablemente en los grupos más desfavorecidos, lo que generó mayor desigualdad y mayor pobreza. La UNICEF reaccionó contra la ortodoxia afirmando que era no sólo posible sino deseable diseñar programas de ajuste que protegieran a los pobres del grave deterioro de las rentas y preservara de los recortes del gasto público la salud básica, la alimentación, la protección de la infancia y los servicios educativos. Este enfoque, llamado “ajuste con rostro humano”, constituía un gran desafío frente a las corrientes dominantes e hizo más que cualquier publicación anterior por “situar primero a las personas”. Para entonces los cimientos intelectuales del desarrollo humano ya estaban colocados y el momento estaba maduro para su aceptación fuera de los círculos académicos. Nuevos impulsos vinieron del la Mesa Redonda Norte-Sur (North-South Round Table) y luego el Comité de Naciones para la planificación del desarrollo (United Nations Committee for Development Planning). Ese comité decidió incluir en su informe de 1988 los costos humanos del ajuste estructural. Se creó un grupo de trabajo y un seminario de investigación en Ginebra que daba como resultado una edición especial del Journal of Development Planning, reeditada en forma de libro y formó la base del informe que se me encargó redactar para el Comité de Naciones para la planificación del desarrollo. Se había plantado la bellota, pero no era nada evidente que pudiera crecer hasta convertirse en un roble. El desarrollo humano arraigaría un año después cuando Mahbub ul Haq se trasladó al PNUD como Asesor Especial del Administrador General y convenció al PNUD para que respaldara el concepto de desarrollo humano. A partir de 1990 el PNUD comenzó a publicar anualmente un Informe sobre Desarrollo Humano que desarrollaba el concepto de desarrollo humano e intentaba demostrar a los responsables de diseñar las políticas de desarrollo cómo la estrategia podía traducirse en términos operativos. El Informe sobre Desarrollo Humano se editó deliberadamente con el mismo formato que la publicación estrella del Banco Mundial, el Informe sobre Desarrollo en el Mundo, si bien el Informe sobre Desarrollo Humano estaba escrito en un estilo ameno, sus análisis eran mucho más directos y sus recomendaciones más provocativas. Ha suscitado un enorme interés en todo el mundo y ha logrado tener una gran influencia.

Demuestran la relación entre los cambios ambientales y la evolución humana


Un centenar de investigadores internacionales coordinados por el profesor de Paleobotánica de la Universidad de Murcia José Carrión han probado que hay una relación directa entre los cambios ambientales y climáticos y la evolución de especies de homínidos durante la prehistoria.


Así se desprende de las conclusiones de la última fase del Proyecto Ecochance, un estudio financiado por la Fundación Séneca, dependiente de la Consejería de Universidad y Empresa de Murcia que se ha presentado hoy en rueda de prensa.


El estudio ha establecido una cronología de las primeras ocupaciones de especies humanas en el continente euroasiático y en Europa Occidental.


En el primer caso están fechadas en Georgia hace 1,8 millones de años, y en el segundo, en Atapuerca (Burgos), hace 1,2 millones de años.


Según ha explicado Carrión, su equipo ha podido comprobar que en ambos casos, así como en los estudios del resto de yacimientos de la zona euroasiática, "los cambios en los registros fósiles de humanos van precedidos por cambios climáticos y ambientales".


Lo novedoso del estudio es que pone el énfasis en la influencia ambiental sobre los cambios evolutivos, frente a las teorías tradicionales que asociaban la evolución con cambios culturales.


Para Carrión, esta investigación evidencia que los grandes cambios evolutivos siempre coinciden con cambios biológicos y geológicos, desde movimientos sísmicos hasta sequías, inundaciones o movimientos tectónicos, entre otros.


El profesor de la UMU ha señalado que ante estos impactos ambientales, los antecesores de los humanos, etc.

viernes, 21 de octubre de 2011

Nuevos descubrimientos sobre la evolución humana


KOKO LA GORILA CINÉFILA

Esto ocurría a principios de este pasado verano, en un zoo de california, Koko, una gorila de unos 40 años, observaba la cinta italiana de “Te con Mussolini”, esta escena era presenciada por muchos empleados del zoo y periodistas que estaban esperando a ver la reacción de Koko. Todo parecía normal, hasta que de pronto en la película apareció una escena, en la cual separaban a un niño de su familia, ante esta escena, Koko, dio la espalda a la pantalla, mientras todos los presentes se quedaban de piedra, al ver que el animal, reaccionaba de una manera muy humana, tanto que incluso saltaron algunas lagrimas

Este comportamiento, demuestra que la brecha que nos separa de nuestros “primos” los primates, es cada vez mas pequeña. Koko ha aprendido en todo su vida, a comunicarse con más de un millar de signos y sabe reconocer y entender más de 2000 palabras en inglés. Los progresos que hizo Koko se hicieron tan famosos que ha inspirado novelas y algunos largometrajes  como “Congo”.

Pero ver películas y emocionarse con ellas no es la única habilidad que tiene Koko, también es capaz de contar, expresar ideas con los signos, se reconoce a ella misma delante de un espejo y también estudia su propio diccionario de signos y puntos. Aunque parezca increíble, a esta gorila le gustan mucho los gatos, y ha cuidado de unos cuantos a lo largo de estos años.

Este ha sido un avance muy grande respecto a evolución, pero aunque Koko pueda hacer todo esto, por el momento los únicos capaces de contar lo que imaginamos, somos los humanos, esto demuestras que este ha sido un gran avance pero el humano debe seguir investigando y avanzando en todos las aspectos.







jueves, 20 de octubre de 2011

Nuevos descubrimientos sobre la evolución humana


UN ESTUDIO REALIZADO EN LA CUEVA DEL BAJONDILLO DESCUBRE QUE LOS NEANDERTALES IBÉRICOS COMÍAN MARISCO 
 
Un estudio en el que han participado miembros del Museo Paleontológico Municipal de Estepona (Málaga), y realizado en la Cueva Bajondillo del municipio malagueño de Torremolinos, ha descubierto que los Neandertales ibéricos comían marisco --mejillones y lapas recolectadas en la costa Mediterránea-- hace 150.000 años.

La fecha más antigua de consumo de marisco de la que se tenía conocimiento correspondía a la etapa del Homo sapiens, hace 90.000 años, fruto de una investigación llevada a cabo en Sudáfrica. En esta ocasión, el equipo de trabajo ha estado integrado por investigadores de Sevilla, Granada y Madrid.

Según las nuevas investigaciones, los Neandertales --Homo neanderthalensis-- aprovechaban de forma independiente los recursos marinos hace 150.000 años, mucho antes que los humanos modernos --Homo sapiens-- sudafricanos, por lo que Bajondillo se convierte en el registro más antiguo de esta actividad a escala mundial. 

Hasta el momento, se pensaba que los neandertales eran cazadores recolectores, pero no marisqueaban, cualidad que se creía exclusiva de los humanos modernos, según ha informado el Ayuntamiento de Estepona en un comunicado. 

Por tanto, las implicaciones de esta constatación para el conocimiento de la evolución humana residen en que hasta el momento se argumentaba que el marisqueo era precisamente uno de los comportamientos que definían a los humanos modernos y, en cierta medida, una ventaja adaptativa que permitió su expansión fuera de África. 

Este nuevo avance resutal de la aplicación de algunas de las más sofisticadas técnicas de análisis del registro arqueológico llevadas a cabo en el yacimiento de esta cueva de Torremolinos, que actualmente se encuentra en proceso de declaración como Bien de Interés Cultural.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Nuevos descubrimientos sobre la evolución humana


BIPEDISMO. SE ACLARA EL ORIGEN DE LA LOCOMOCIÓN HUMANA

Un reciente estudio concluye que los antepasados humanos no caminaban por el suelo apoyándose en los nudillos, como sí lo hacen chimpancés y gorilas. Los grandes simios más emparentados con el hombre desarrollaron esta adaptación de manera independiente, según afirman los autores del estudio.

Tampoco se balanceaban por las ramas de los árboles de la selva, como hacen los orangutanes. "Los antepasados de los grandes simios hacían una vida repartida entre el suelo y los árboles". Mientras que los antepasados de los orangutanes se adaptaron a llevar una vida más arbórea, los antepasados de gorilas, chimpancés y humanos se adaptaron al desplazamiento sobre el suelo, pero cada uno de un modo diferente. Cuando el ancestro de los humanos actuales dejó los árboles definitivamente, ya lo hacía caminando sólo sobre las extremidades posteriores.
 

Nuevos descubrimientos sobre la evolución humana

FÓSILES. NUEVAS CARAS EN EL ÁLBUM FAMILIAR


Descubrimiento de Ganlea megacanina, un primate de hace 38 millones de años encontrado en Myanmar, candidato a antecesor común a todos los simios, incluido el hombre. "Este sí que es muy importante, porque podría aclarar el debate científico sobre el origen geográfico del grupo", explica Moyà-Solà. Tradicionalmente se ha considerado África como el continente en el que aparecerían los primates antepasados de todos los monos y antropoides modernos. La aparición de Ganlea en Asia podría forzar una reinterpretación de esta teoría, "si se confirma su posición en la base del árbol evolutivo".

El lugar de origen de los simios no es el único que ha sido cuestionado recientemente. En junio de este año, el grupo encabezado por Salvador Moyà-Solà hizo público el descubrimiento de Lluc, un primate que vivió hace unos 12 millones de años en la península Ibérica que sería una forma intermedia entre los extintos afropitecinos y los actuales grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos).
El 18 de mayo se presentó Darwinius masillae, el primate fósil más completo y mejor conservado obtenido hasta la fecha. Bautizaron al ejemplar, como "el descubrimiento científico más importante de los últimos tiempos" ya que afirmaban que este fósil de 47 millones de años de antigüedad se trataría del "eslabón perdido entre todos los primates y el resto de los mamíferos".

Ambos fósiles apuntan al origen euroasiático de los grandes simios, que se pensaba que había tenido lugar en África, desde donde habrían migrado a Asia los antecesores de los orangutanes.
 

viernes, 14 de octubre de 2011

El género Homo



La mayoría de los científicos aceptan que hay dos grandes grupos, o géneros, de homínidos en los últimos 4 millones de años. Uno de ellos es el género Homo, que apareció hace 2.5 millones de años y que incluye por lo menos tres especies: Homo habilis, Homo erectus, Homo sapiens. Uno de los grandes misterios de los estudiosos de la prehistoria es cuándo, cómo y dónde el género Homo remplazó a los Australopithecus.

Éste árbol genealógico que representa la posible evolución del hombre. Hace algún tiempo, el diagrama hubiera sido una línea recta, pero en la actualidad los especialistas piensan que la situación fue más compleja.








miércoles, 12 de octubre de 2011

La evolución humana sigue siendo rápida, según investigadores canadienses



"Así su representación genética iba creciendo con el tiempo. (...) Pero eso demuestra que el cambio genético es todavía posible. Puede, incluso, llegar muy rápidamente, en algunas generaciones.
Los investigadores de la UQAM han colaborado con Fanie Pelletier, de la Universidad de Sherbrooke, y Dan Nussey, de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido.

"Según los datos que tenemos, hemos descubierto que entre el 30% y el 55% de la variación en la edad de la primera reproducción se explica por la diferencia genética y muy poco por el ambiente familiar", precisó Pelletier.

Según otro estudio dirigido por un investigador canadiense, Philip Awadalla, de la Universidad de Montreal, que se publicó el pasado mes de junio de 2011 en la revista Nature Genetics, el ritmo de evolución en el hombre sería más lento de lo que se estimaba hasta el momento, con unas sesenta nuevas mutaciones genéticas transmitidas por los padres a sus hijos, en lugar de entre 100 y 200.

El genoma humano cuenta con 6.000 millones de moléculas portadoras de información genética, los nucleótidos. Cada progenitor le transmite 3.000 millones a su hijo. Un error de copia en un sólo nucleótido puede traducirse en una mutación genética.

Los pequeños cambios son clave en la evolución humana

 



“El modelo de barrido selectivo fue introducido en 1974 y, desde entonces, ha sido el modelo central”, explica Molly Przeworski, una de las autoras del estudio que publica hoy Science y profesora en la Universidad de Chicago (EE UU). Esta teoría, hasta ahora principal motor de la evolución humana, se basa en que una mutación genética beneficiosa se extiende a través de la población.
Sin embargo, la investigación refuta esta hipótesis y revela que pequeños cambios en varios genes pueden ser el impulsor clave de las modificaciones en los fenotipos humanos, por lo que serían necesarios nuevos modelos con los que trazar de nuevo los pasos genéticos de la evolución.
“Estos resultados deberían potenciar nuevos métodos de desarrollo y diferentes enfoques para identificar nuevas formas de adaptación, más allá del puñado de casos que nosotros ya conocemos”, señala Przeworski a SINC.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron información genética del Proyecto 1000 Genomas, procedente de 179 individuos de Nigeria, China, Japón y el continente europeo. Al comparar sus genomas, los científicos descubrieron sutiles diferencias en las frecuencias de los alelos, en lugar de rápidos barridos, que representan pequeños cambios a lo largo del tiempo.
“La variación fenotípica de los seres humanos no es tan sencilla como pensábamos”, indica Ryan D. Hernández, otros de los autores del estudio e investigador de la Universidad de California (EE UU), quien añade que “la teoría de que la adaptación humana procede de cambios individuales en el nivel de aminoácidos resulta una visión demasiado simplista”.
Un largo camino
El trabajo comprueba que en genes con sustituciones humanas específicas ocurren dos cosas: en algunos casos, la nueva secuencia modifica un aminoácido en la proteína que el gen codificaba para mejorar su función y, en otros, el cambio de secuencia no altera la función de la proteína.
Según el modelo clásico de barrido selectivo, la diversidad genética sería menor en los primeros casos debido a su rápida propagación. No obstante, al comparar los dos grupos, los investigadores descubrieron una baja diversidad en ambos, con lo que no pudieron atribuir este comportamiento a la teoría de los barridos selectivos.
“Nos cuestionamos cuánto falta por descubrir con el método de barrido selectivo, lo que despierta nuestro escepticismo sobre cómo se validarán, a su vez, muchos de los hallazgos realizados hasta la fecha”, concluye Przeworski. A partir de ahora, a los autores les queda un largo camino para estudiar los datos de muchas más especies